Nutrición de la planta y el suelo

por | Jul 6, 2021 | Agricultura Biodinámica

Sabemos que las plantas son autótrofas, lo que significa que se alimentan de la luz del sol y del agua, tomando Dióxido de carbono para hacer el proceso de fotosíntesis y desarrollarse. Si viéramos la tabla periódica encontraríamos que mediante este proceso la planta toma los elementos que requiere de forma más abundante para su estructura (Carbono, Hidrogeno y Oxigeno); pero nos quedaría faltando el resto de los elementos que le permiten desarrollar completamente sus hojas, tallos, raíces, flores, frutos y demás órganos complejos, que nos brindan una nutrición balanceada al resto de seres que dependemos de ellas.


De manera natural las plantas toman del suelo estos elementos faltantes; lo
cual se debe principalmente a la humedad del mismo, y sus condiciones químicas y microbiológicas. Un suelo bien nutrido entonces puede ser la alacena ideal para que la planta desarrolle su nutrición óptima, mientras que los microorganismos, el pH y otras condiciones le permitirán hacer el mejor aprovechamiento de esa despensa.

Cuando la planta no puede tomar algunos de estos elementos sufre un proceso de desnutrición.

Al igual que en los humanos, algunas carencias se manifiestan de manera
más fuerte, mientras que otras son más sutiles y hasta imperceptibles, podrían ser consideradas un “hambre oculta”.

Algunos elementos son tan esenciales que la planta no puede vivir sin ellos, sin otros quizás puede sobrevivir, pero afectando o incluso anulando algunos de sus procesos básicos como la floración y fructificación.

Para poder entender un poco como acompañar este proceso vital de la planta desde el manejo del suelo, en la siguiente tabla se encuentra información básica sobre las funciones de estos elementos, así como los síntomas que experimenta la planta ante su carencia o exceso y las fuentes para obtenerlos.

Historia de la formación del suelo

En un suelo cultivable tenemos un regalo que tardó varios miles de años
en construirse; entender la manera en que se formó este regalo es importante para saber la mejor manera de cuidarlo y de relacionarse con él.

Todo suelo como parte de su historia debió iniciar de una roca madre que pudo originarse en erupciones, arrastrarse por el agua y el viento o establecerse de alguna manera en un lugar específico, a esto le llamamos
material parental.

Al llegar, tuvo que adaptarse a un relieve de montaña, de valle, o de cualquier tipo, que pudo cambiar con el tiempo y el movimiento de nuestro planeta.

También con el tiempo ese material debió estar expuesto a ciertas condiciones climáticas como el sol, lluvia, viento, temperatura, que favoreció a un tipo de vida en particular (biota).

De esta manera la vida, el clima, el relieve y el tiempo fueron desgranando
una roca para que se mineralizara, se enriqueciera y entregara lo que nos está ofreciendo actualmente, transformada en un suelo.

Cada historia forma un carácter, y es así como cada suelo puede
variar en sus características según se dieron los 5 factores formadores antes mencionados: Material parental, Clima, Relieve, Biota y Tiempo.

Entre las características o propiedades que comúnmente estudiamos de un suelo para reconocer cómo relacionarnos con él, están las químicas (contenidos de minerales, capacidad de movimiento de esos minerales entre componentes del suelo y a la planta, grado de acidez, etc.), las físicas (porosidad, capacidad de mantener el agua o de drenarla, textura, densidad, etc.) y las biológicas.